Día 26: De las palabras dichas y no dichas, bitácora de los casi 30

Hoy tengo una diarrea cerebral con el tema de las palabras y el lenguaje, quiero lograr argumentar por qué a veces nos atrevemos a pronunciarlas y a veces no y todo lo que implica el hecho de decirlas. Como siempre   que tengo dudas me acerco al hombre de las respuestas para que me ayude a aclarar mis dudas sobre el poder de las palabras. Mi argumento es:
- yo creo que cuando un@ pronuncia una frase o dice algo se está comprometiendo con lo que dice,
las palabras tienen un poder al pronunciarse, si no se dicen no existen cierto? 
él hombre de las respuestas dice:  La palabra es el aliento con la capacidad de crear. Cada palabra es una forma de construir esa realidad que vivimos, y somos responsables de las cosas que creamos.
El hombre de las respuestas no se queda ahí y le pide opinión a un hombre de palabras certeras que yo quiero con todo mi corazón y ese hombre responde: 

"La palabra le da sentido, realidad, peso a las cosas y a ti misma.Si traicionas la palabra ya no eres."


¿Somos conscientes de nuestras palabras? ¿de lo que ellas producen en l@s otr@s y en nostr@s mismos? yo creo que la mayoría de las veces no, nuestra lengua va más rápido que nuestro cerebro. Las palabras a las que me refiero son esas palabras profundas, las que marcan, deciden, hacen feliz y/o entristecen, esas palabras en la que volcamos nuestros anhelos y deseos más profundos, nuestros sentimientos más sinceros y las maldiciones más feas. Como dije muchas de estas palabras dichas alegran y otras tantas entristecen. Para mi las que más duelen son las no dichas, esas que por miedo o por el qué dirán no decimos. ¿Por qué no las decimos? yo creo que muchas por miedo, por que el pronunciarlas nos compromete y hay momentos en que no estamos dispuest@s a comprometernos o simplemente porque no tenemos la certeza de poderlas cumplir y es mejor guardar silencio. Es doloroso no escuchar las palabras deseadas, pero con el tiempo un@ comprende que a veces el silencio es más sensato  pues evita desilusiones y dolores más profundos. Las dichas desde el fondo del corazón, con toda la sinceridad de nuestro ser alegran y transforman, animan e impulsan. Así que yo digo que para decir las palabras correctas hay que pensarlas, sentirlas y estar bien clar@s sobre el compromiso que adquirimos, pues ellas "le dan sentido, realidad, peso a las cosas y a nosotr@s mismos. Si traicionamos nuestra palabra ya no somos" J.S.


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