Bitácora de viaje, día 6...

Ver y estar frente al mar me hace muy feliz, pero estar frente al mar con alguien que amo me hace más más feliz. Ayer, mi segundo día en el Caribe la pasé con bicho, mi hermana sándwich. Despertamos temprano porque aunque una quiera dormir hasta tarde el sol no te lo permite, amanece muy temprano y la intensa luz del astro rey te arranca de los brazos de Morfeo. 
Bicho se levantó muy contenta porque porfin podría probar y compartir con alguien el café que Andrea, la hermana chiquita, le trajo de África, así que nos preparó un delicioso café que compartimos mientras teníamos una sesión de pinterest y platicábamos de todo y nada. Nos arreglamos, alistamos nuestras cositas de playa, agarramos a Tina (moto tina) y nos fuimos a desayunar al "Corazón contento" y ahí tuvimos una plática seria de hermanas... Espero sirva de algo para calmar un poco el huracán que las aqueja. 
De ahí l tina nos llevó a "apalancar" una playa hermosa, podría decir que es mi favorito, el mar es como una alberca infinita, hay muchos caracoles, pavo reales, mapaches y todo es muy sencillo, el toque especial lo pone la calma del mar, el intenso sol, las palapitas y el manglar que rodea la zona. Ahí la Bicho nos instaló un campamento para podernos echar bajo el sol, me pintó las uñas, tomamos cervecita y cada quien leyó su libro. Platicamos y platicamos, tomamos cervecita, nos reímos mucho, nos tomamos fotos y compartimos el día. De verdad que disfruto estos días que comparto con ellas, hace tanto que no vivimos juntas, que cada quien agarró su camino que reencontrarnos unos días al año alegra y nutre el corazón, es como volver a las raíces del árbol, reconocer de dónde vienes, que aunque las tres somos tan distintas y vemos la vida con una perspectiva taaaan diferente, compartimos una misma esencia. Llévamos la música por dentro, una llamita de felicidad que nos gusta compartir con l@s otr@s, nos gusta la aventura, compartimos la sonrisa que mi mamá nos heredó, el todo sentimiento que aprendimos de mi papá, a veces gruñonsitas y berrinchudas porque las cosas no salen como queremos, creativas y divertidas, cada una a su estilo pero iguales jejeje.
En Palancar también conocí al galán de la bicho, más cayó bien...
Caída la tarda nos fuimos a comer con Andrea y Luis a los noddles ya aprovechando que estábamos ahí visité el "funky bazar", una tienda alternativa en Cozumel que siempre tiene cosas bonitas, no compré nada peor tal vez regrese jajajajaja. De ahí corrimos a la casa a quitarnos el traje de baño y bañarnos para ir al cine, a esa hora ya se siente frío, sobre todo cuando entramos a la colonia donde viven mis hermanas, pues la rodea la selva, aquí el frío de invierno es húmedo, según yo es una humedad que congela...y así mi vida en el Caribe.






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