Campeche día 3- Champotón, la playa y el miedo...



En mi itinerario de viaje decidí que el lunes y martes los pasaría en Champotón, un pueblito como a una hora de Campeche al que se puede llegar en camión ADO, yo me fui en el económico por $65 pesotes. El paisaje del camino es muy bonito, de un lado manglar y del otro el maaaar y conforme avanzas el agua se va poniendo color turquesa y transparente. Champotón me recibió con su imponente río que se une con el mar, ese río tiene como compañero al manglar donde viven muchas aves que yo sólo pude ver de lejos. Me bajé en la mini estación de ADO, desde la ventana del camión ubiqué el hotel que había reservado por internet, peor junto había uno que se veía más interesante, así que caminé hacia él y pregunté cuánto costaba la habitación, revisé todo y el jardín me enamoró, no más por no dejar fui al hotel que había reservado, costaba lo mismo y no tenía chiste así que me regresé al hotel colonial. Me instalé, me puse el traje de baño y me dispuse a irme a la playa que según yo no estaba tan lejos Jajajaja. Le pregunté a Iván, el chico de la recepción, cómo podía llegar a la playa y me dijo que era complicado porque no estaban cerca que iba a buscar direcciones, mientras él buscaba yo encontré una en internet y llamé, la señora que me contestó me dio instrucciones de que combi o camión tomar y pues me salí a la aventura. En las combis que me recomendó me dijeron que los lunes no hacían viajes hacia allá pero que en el ADO preguntara por el camión que va hacia Cd. Del Carmen, que ese me llevaba y pues eso hice. Le pregunté al boletero y me dijo que si pero no me dijo cuando, esperé y esperé y ya me estaba poniendo de malas porque el camión no llegaba y había un don que me molestaba, estuve a punto de rendirme pero en eso llegó el dichoso camión. Me subí y le dije al chofer que iba a puerto tortugas que si me bajaba ahí y me dijo que si, medio dándome el avión, arrancó el camión y empezó la travesía, yo iba parada porque no había lugar y pasados unos 20 minutos el boletero empezó a cobrar y eso me dio la oportunidad de recordarles que me quería bajar en playa tortugas, me dijo que él me avisaba y que debía $25 pesotes. El camión avanzó y avanzó por la carretera, yo no más veía manglar y mas manglar, nada de civilización y me entró la angustia y me dije: ándale donde te hayas equivocado, te vas a quedar en medio de la nada y a ver como te regresas! El camión siguió su rumbo y yo no más no veía playa ni casas ni nada, me empecé a agarrar y doblar el labio inferior, señal de que de verdad estoy preocupada y tengo miedo,  y dije ps ya ni modo si llego hasta ciudad del Carmen jajaja. En eso recordé que en la página de internet venís la dirección y decía km 1 - 2 carretera Carmen-campeche, puse atención y empecé a leer los kms, apenas íbamos en el km 18, todavía faltaba, en eso empecé a ver cachos de playa, justo como los que había visto en las revistas, mapas e internet, me regresó la calma, un poco, porque metros adelante otras vez vino la nada llena de manglar jajaja, nos acercábamos al km 2 cuando el boletero me dijo ven con el dedo y me paré corriendo y me dijo ya llegamos, te bajas y le caminas por allá, buen viaje. Me bajé y caminé hacia un restaurante, entré y estaba lleno de gente de una excursión,me acerqué a uno de los meseros y le dije que si podía usar la playa y me dijo que me acomodara y que en un momento salían a atenderme. Salí y mi cara se iluminó, mi sonrisa se dibujó de oreja a oreja, la playa era hermosa, justo como la imaginaba y me sentía feliz. Tenía ganas de llorar y ganas de botarme de la risa, yo digo que fue una alegría inmensa y en mi cabeza sólo escuchaba: a veces ser necia y chiva Loca vale la pena y si que lo valió. Pase una tarde maravillosa frente al mar, comí delicioso, caminé, tomé fotos, leí, leí hasta terminar el libro que traía trepada en un columpio y lo mejor de todo es que no tuve que preocuparme por el regreso porque ya que estaba en la playa se acercó una señora para preguntarme si yo había hablado y le dije que si y me dijo si te esperas te damos ride de regreso a Champotón, cerramos a las seis, y yo obvio dije que si aceptaba el ride. 
Cerca de las 6 empecé a preparar mis cosas y como los del restaurante se retrasaron me tocó ver el atardecer y a un buen de parvadas de aves regresar a su hogar, yo digo que regresaban a su casa jajaja, cerca de las 7 me dijeron que ya nos íbamos y me dijeron que subiera a una van, me tocó sentarme junto a Conchita, la mujer que me ofreció el ride, a lo largo del camino me interrogó: de dónde era, qué hacía por allá,  dónde me estaba quedando, a qué me dedicaba y me preguntó tres cosas más que cuando las contesté sus hermosos ojos mayas se abrieron creo que de sorpresa y las preguntas fueron: con quién estas viajando, mi respuesta fue sola y ella pronunció un Y NO TE DA MIEDO? Mi respuesta fue: hoy si tuve miedo de perderme pero generalmente no siento miedo, y de verdad que esa tarde si sentí un miedo profundo. Después me preguntó cuántos años tenía y contesté 32 y me dijo ay yo pensé que máximo tenias 27 y decía su mamá sabrá que anda por estos lugares sola? Y yo le dije que si tengo 32 y que claro que mi mami sabe que ando por acá y que diario me reporto con ella, y por último preguntó y por qué no viniste con tu novio y yo contesté pues porque no tengo :( y desde el fondo de su ser Conchita dijo: que los de Morelos están ciegos o qué? Yo sólo me reí, después me dijo que estaba bien, que disfrutara porque casarse era atarse, que ya no podías hacer lo mismo. Y me dijo tu estas bien guapa y se ve que te gusta el ejercicio y leer, te vi cuando te ibas a caminar, lo hiciste un buen rato, también te vi leer muy concentrada y entonces entendí eso que Claudio me dice sobre "la gente te observa". 
Seguimos platicando hasta que llegamos a una gasolinera y Conchita me dijo que ahí me iban a dejar, que podía caminar todo el malecón y así conocer las coctelerías y todos los lugares para comer o que podía tomar un taxi que me llevara a mi hotel. Decidí caminar y la tarde me regaló un bonito atardecer y el mal de la chancla porque de tanto caminar mis chanclas me sacaron ampollas, pero toda la travesía valió la pena. Champotón no sólo me dio un hermoso día de playa, me dejó conocer a Conchita y a Imelda pero de ella y del pueblo luego les cuento. 




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