Las estaciones...

Llegó en invierno como una ráfaga, de golpe se instaló y a pesar del frío hizo crecer un jardín.  Dio la bienvenida a la primavera y llenó de calor los días, sus sonrisas, bromas y apapachos eran como una brisa de esa que llega cuando más acalorad@ te sientes, de esa que te da un respiro y te alivia. Estar en su compañía era como estar en el mar caribe, todo era tranquilo, podía mirarlo sin necesidad de pronunciar palabra o de sumergirme en sus profundidades,  no sentía prisa, tenía la certeza de que estar ahí me daba paz, me hacía feliz. El verano nos transformó, el ambiente empezó a cambiar, la lluvia empezó a caer, se anunciaba mal tiempo, hubo días grises que nublaron el horizonte, a veces nos costaba trabajo respirar,  el viento se llevaba las nubes, volvía la calma y sentía un poco de paz. Poco a poco vi venir la tormenta, la imaginé como una tormenta tropical, de esas que hacen daño pero no marcan, pero para mi sorpresa tomó fuerza y se convirtió  en huracán, de esos que transforman. Hizo rugir el cielo y estemeció los rincones más profundos, mientras  pasaba el ojo del huracán hubo silencio y poca luz, sentí miedo. Cuando el viento se calló y dejó de llover el silencio fue mayor, todo cambió, el otoño no llego y parte del jardín se destruyó. 

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