see the signs
See the signs fue el primer mensaje que recibí de su parte, y yo
que buscaba señales lo tomé literal. Le
gustaba la bici, la naturaleza, el mar, quería viajar por México y el mundo,
tenía barba, era melómano, me hablaba bonito y me regaló flores. Con sus
palabras logró regresarme la ilusión del amor, las ganas de compartir una casa
y una vida, tuve ganas de dejar lo conocido y probar cosas nuevas, dejar mi
barranca, mi ciudad de subidas y bajadas donde puedo ir a todos lados
caminando. Sus abrazos me iluminaron los ojos y me crecieron la sonrisa, me llenaron el pecho de emoción y para mí
todo mejoró, no podía esconder mi emoción. Hablé con muchos de su sonrisa, de
sus mensajes, de mi alegría, me gané el ramo en una boda y lo bendije. Caminé
mi ciudad de la mano con él y le mostré mis rincones favoritos, viajé
kilómetros y descubrí las bellezas de un lago que había oído nombrar en las
canciones de Tin Tan. Confié, reí, dudé
y lloré. Me cegué y no vi que lo bautizaron con el nombre que menos me gusta en
el mundo, que odiaba a Natalia Lafourcade y a Alejandro Sanz, que no le gustaba
bailar y que no soportaba a Harvey. Me enmudecí, me cerré y no logré ser yo. Me ensordecí y no quise escuchar el ¡No puedo
con esto! que gritaba mi interior. Insistí y seguí por qué quería estar
acompañada, deseaba recibir los mensajes de buenos días y buenas noches,
anhelaba agrandar nuestro playlist y
escucharlo en el próximo viaje por carretera, deseaba con todo mi corazón
llegar al recalentado de Navidad de la mano con el de las fotos que tantos likes
me dieron en Facebook. Pero llegó la Navidad y con ella un malestar conocido,
una sensación de esa que te dicen see the
signs y tú te haces güey. Días después llegó el silencio, ese silencio que
mata por dentro y que te llena de preguntas y dudas, ese silencio que te hunde
y te hace creer que algo hiciste mal, que te hace revisar cada escena
compartida, cada palabra pronunciada,
cada paso dado. Ese silencio que te hace sentir que lo hiciste de nuevo, que lo
arruinaste. Ese silencio que trae consigo la lágrima fácil y ese dolor en la
boca del estómago y que te hace sentir náuseas cada vez que piensan una posible
respuesta. Ese silencio que después de semanas te dejará ver que que you
don’t see the signs.
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sus notas mentales