Un tal Claudio...

Hace unos meses decidí ir a visitar a un tal Claudio, un hombre que muy amablemente y a petición mía una buena amiga me recomendó, para que me ayudara a organizar todo lo desorganizado que traía dentro de mi. 
En nuestro primer encuentro, él con su voz aguda y profunda me preguntó por qué estaba ahí, yo con todo el llanto guardado y sin pena respondí haciendo un recuento de todas las cosas que en ese momento me dolían. Le conté sobre el dolor que me causa que otr@s piensen que soy egoísta, de lo que en ese entonces yo pensaba y sentía que era mi mal de amores, le hablé sobre mis deudas y sobre todo lo que sufría.  Ese día acordamos, a partir de un ejercicio sobre establecer puentes, que los kleenex serían nuestra herramienta principal de trabajo y desde ese día nos acompañan cada lunes, algunas ocasiones para que yo entienda sus explicaciones, otras tantas para secar lagrimas y moquitos. 
Desde ese primer lunes que nos vimos puedo decir que todo se movió dentro de mi, sus preguntas curiosas me han hecho reflexionar sobre mi misma, valorar cosas que no veía en mi, hacerme responsable de lo que yo decido y siento, me ha enseñado a tomar lo que me es dado, a no espejearme, a ver que entre el blanco y el negro hay muchos matices, a construir puentes, a amarrarle las patas y no darle tachas a mi hámster, o sea a NO futurear, a que no me de pena reconocer que hay cosas que me dan miedo o tristeza, que dejar salir las lagrimitas de vez en cuando hace mucho bien y da tranquilidad, a girar en torno a mi, a disfrutar el momento,  a disfrutar y no juzgar el amor que siento, a abrir los ojos y observar y  lo mejor, me ha hecho regresar a mi.
Yo siento que hay una Perch antes y  después de Claudio, durante estos meses como que me he ido quitando un disfraz que no me gustaba, ni me acomodaba y me he puesto otros atuendos que SÍ me gustan, me acomodan, combinan conmigo y me hacen sentir muy bien. Poco a poquito como que me voy sintiendo más fuerte, como si mis músculos fueran creciendo, es una sensación que me es difícil explicar con palabras, pero que siento mucho, aquí en medio de mi pecho y a lo largo y ancho de mi cuerpo y me hace sentir poderosa jajaja.
Decidir visitar a ese tal Claudio un lunes de agosto ha sido una de las mejores decisiones de mi vida y yo desearía que tod@s pudieran encontrar a su Claudio y regalarse esta sensación que un@ gana cuando volteas a ti. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Apuntes para entrar a los 40, la muerte

Corazón de condominio

Apuntes para entrar a los 40, Percy