La Tarea... México


Empecé a idear qué escribir sobre ti y las palabras que retumbaban en mi cabeza eran: turquesa y humedad, amor y caminar. Así que con estas palabras decidí contar cómo te empecé a amar.
Fue en los veranos recogiendo conchitas por la mañana en compañía de mi abuela, fue en Chac mool y sus temerarias olas jugando con mi papá, fue en los momentos de tristeza cuando me llené los ojos de azul turquesa y la sal de tu mar me curó.
Fue jugando en la barranca donde crecí, admirando la inmensidad de los pinos, el estruendo de los truenos y la lluvia. Mi amor fue creciendo con cada paso que di para subir alguno de tus cerros, con cada gota de sudor que sentí al caminar por tus selvas y descubrir los susurros del pasado.
Fue la primera vez que escuché las historias de los nahuales, del conejo en la luna, el porqué de la cruz de pericón, en las procesiones y ofrendas para pedir un buen temporal. Fue la tarde que por primera vez probé un mole de guajolote con frijoles ayocotes, una salsa de ciruela y un tlacoyo de haba.
Fue el día que caminé por los escombros después de un temblor y reconocí la esperanza en los ojos de la gente, cuando vi como muchos se organizaban para ayudar a otros, fue el día que oí cielito lindo en otro país y mi piel se puso chinita.
Caminando tus malecones, recorriendo tus calles, probando la comida, escuchando a la gente, disfrutando tu riqueza natural y cultural, así es como yo he aprendido a amarte México.

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